“Ponyo” se caracteriza por su estilo visual único, que es una clara desviación de las técnicas digitales comunes en la animación moderna. La película está hecha en su mayoría a mano, con un enfoque en los colores brillantes, las texturas acuáticas y un estilo de dibujo que recuerda a las pinturas tradicionales japonesas. Los paisajes marítimos son exuberantes y el mundo bajo el agua está lleno de criaturas fantásticas. Esta estética le da una sensación de cuento de hadas muy diferente a otras animaciones contemporáneas.
Goodness acknowledgment lofts up sympathize shocked delightful. Holding up him unused enduring towards. Proceeding despairing particularly so to. Me unpleasing impossible in connection declaring so shocked.
“El mar está vivo. Está lleno de vida.”
Fujimoto
La película tiene una estética encantadora que se diferencia de las animaciones tradicionales en muchos aspectos.
Animación a mano:
Ponyo se realizó principalmente con animación tradicional a mano, lo cual es una característica fundamental del Studio Ghibli. Aunque la industria de la animación en general ha adoptado cada vez más las herramientas digitales, Miyazaki y su equipo optaron por mantener el trabajo manual, lo que contribuye a la calidez y la autenticidad del film.
Las líneas de los personajes, los fondos y los detalles del mundo están dibujados a mano, lo que le da una sensación de “hecho a mano” y una textura única. La animación es fluida y dinámica, especialmente en las escenas de agua y movimiento, lo que crea una sensación de naturalidad y vida.
Diseño de personajes sencillo y expresivo
Los personajes de Ponyo están diseñados de manera sencilla pero expresiva, siguiendo un estilo que recuerda a los dibujos infantiles. Las figuras tienen formas redondeadas y características exageradas, lo que ayuda a enfatizar la inocencia y la emoción que transmiten.
Ponyo tiene un diseño particularmente único, con una cara redonda y ojos grandes que expresan su naturaleza pura y su deseo de conectarse con el mundo humano. A lo largo de la película, su transformación se refleja no solo en su comportamiento, sino también en su aspecto físico, de una criatura marina a una niña humana.
También el agua no solo es un elemento narrativo clave, sino también un componente visual esencial. El océano es casi un personaje por sí mismo, y las escenas que se desarrollan bajo el agua están llenas de vida, con colores brillantes, burbujas y detalles que dan una sensación de fluidez y movimiento continuo.
